jueves, 10 de enero de 2013

Si alguna vez te digo que no encuentro más razones para seguir a tu lado, recuérdame tu sonrisa, tus labios, tu boca, tus besos, tus manos, tus dedos quemando mi piel. Recuérdame las noches entre las sábanas, los te quiero a media voz, tu brazo rodeando mi cintura cuando vamos juntos por la calle. Recuérdame las veces que me dormí sobre tu pecho abrazada a ti, las veces que nos reímos juntos, las veces que me sentí hundida y tú me levantaste. Recuérdame los abrazos, las caricias, las pequeñas sorpresas que te preparaba. Recuérdame París, las fotos, y cada uno de los besos que te di. Recuérdame el futuro, los sueños, y los planes que hicimos los dos juntos tantas tardes en tu sofá.
Y si alguna vez se me olvida por qué te quiero, mírame. Mírame con esos ojos azules que me vuelven loca, un segundo, solo uno basta, y volveré a recordar que no puedo vivir sin ti, sin esos ojos, sin que tú me mires, y sin sentir que me pierdo en lo más profundo de ti, con una sola mirada.
Y si alguna vez, por alguna estúpida razón, se me ocurre sacarte de mi vida, recuérdame que te quiero, que eres mi todo, mi principio, mi fin y mi presente, recuérdame que cuando cierro los ojos e imagino el resto de mi vida, siempre es contigo, recuérdame que el mundo no tiene sentido si no lo miro desde tu ventana, y que, a estas alturas, yo ya no sé vivir sin ti.

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