sábado, 1 de diciembre de 2012

A veces la gente te decepciona, es así. La vida está llena del sentimiento de decepción, de impotencia, de frustración que te deja el hecho de que alguien que tú esperabas que fuera de una forma no lo sea. Hay muchos tipos de decepciones. Hay decepciones esperadas, esas que, en el fondo de tu corazón, sientes que tarde o temprano llegarán. Hay decepciones que te dejan indiferente, porque esa persona no te importa tanto como tú creías, así que cuando te demuestra que no vale la pena no te duele como suponías. Y luego están las decepciones que nunca esperabas y que encima te duelen. Esas son las peores. Esa persona que tú creías que era especial ya no lo es. Tú llegaste a pensar que para esa persona eras especial también. No es así. ¿Sabes? Pensándolo bien no tiene porque ser que no seas especial. Es tan solo que tú, ilusa inocente, pusiste en esa persona esperanzas de que todo fuera de otra forma. de que escuchara tus consejos, de que tuviera claro que te preocupas por ella, y de que solo deseas para ella lo mejor. Pero de repente te demuestra que todo eso le da igual. hace oídos sordos a tus consejos, e incluso parece dudar de que los das porque quieres que sea feliz. Y eso es lo que más te duele. Pensándolo bien creo que lo que más te duele no es darte cuenta de que esa persona no es como tu esperabas, lo que más te duele es comprobar que duda del amor que le tienes, que no se da cuenta de que te duele cada vez que lo ves mal, que tantas veces que te ha dolido ya te van dejando cada vez más y más preocupada. Darías cualquier cosa por verlo feliz, pero te decepciona que esa persona no lo aprecie. Es entonces cuando te das cuenta de que empieza a doler más de la cuenta, y, si aún eres un poco fuerte, es cuando no te queda otro remedio que darte la vuelta, cerrar los ojos fuerte, y decirle que no te importa lo que le pasa, e intentar evitar el miedo que te da saber que le van a volver a hacer daño y tú no vas a estar ahí para levantarlo. No te queda más remedio, porque no puedes dejar que te duela más... Y aún peor es cuando se empeñan en ser egoístas y te piden que te quedes a ver como el corazón se les va haciendo pedacitos, viendo cómo cada vez son más y más pequeños, y al final lo único que tú vas a poder recoger es la sombra de lo que fue esa persona... Sabes que siempre estaré aquí para darte fuerzas, para levantarte cuando te derrumbes, para sonreírte cuando tú llores... pero pedirme que me quede a ver cómo te voy perdiendo poco a poco es demasiado egoísta, entiéndelo...

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