viernes, 7 de diciembre de 2012

La razón de mis razones.

Esto empieza a convertirse en rutina. Escribirte cada noche se me va haciendo cada vez más necesario. Y muchas veces pienso que para qué, si nunca vas a poder leer todo lo que te escribo... peor aún, si ni siquiera te interesa leer todo esto...¿Para qué entonces sigo escribiéndote palabras bonitas? ¿Para qué sigo gastando tantas horas al día pensando en ti? ¿Para qué sueño contigo cada noche? ¿Para qué seguir alimentando un amor que duele, un sentimiento no correspondido, una ilusión que no hace más que alimentar mis ganas de besarte? ¿Para qué? Me hago esa misma pregunta muchas veces... y la respuesta siempre es la misma. Porque te quiero. Y no necesito enciclopedias, ni estudios científicos, ni larguísimos informes, que expongan el por qué. ¿Que por qué te quiero? ¿Que cómo lo sé? ¿Quieres que te lo diga? Te quiero porque cada mañana, antes de levantarme, cuando aún no he abierto los ojos, eres lo primero que pasa por mi cabeza, cada mañana, cuando aún estoy calentita en la cama, me acurruco 1 minuto más imaginándote ahí, tumbado a mi lado, sonriéndome y abrazándome. Y aunque después abro los ojos y me doy cuenta de que no estás, el simple hecho de haberte visto esa mañana, al menos en mis pensamientos, ya viste mi cara con una sonrisa para todo el día. Te quiero porque, cada noche, cuando cierro los ojos, el último pensamiento que tengo es para ti, siempre. Apago la luz y me acurruco en la cama, y sonriendo te susurro "te veo en un rato en mis sueños". Y siempre estás ahí, puntual, cada noche. Y ya no te vas de mi cabeza, y en mis sueños nos inventamos juntos tardes de locuras, desempolvamos risas y bromas, te beso tantas veces que pierdo la cuenta, y me quedo tumbada a tu lado, mirándote sonreír. Te quiero porque me haces volver a sentirme como una niña, pequeña, inocente, viva. Porque lo que siento por ti es tan simple, tan tierno y tan puro como el primer amor que sientes cuando eres una niña pequeña. Te quiero porque cada vez que pienso en tu boca, en esos labios, y en las ganas que tengo de besarlos, siento como voy perdiendo el control, y entonces es cuando mi cabeza empieza a desvariar, y empiezo a imaginar qué se sentirá al rozarlos, al besarlos... Te quiero porque nunca, nadie, ningún otro, me había hecho sentir cosas como las que estoy sintiendo por ti. Te quiero porque me enseñaste que mis actos tienen consecuencias, y que un solo paso en falso y te pierdo, me estás enseñando a quererte en silencio, dejando que solo mis palabras y yo sepamos lo que siento por ti, me estás enseñando que no siempre se consigue lo que se sueña, que todo lo valioso requiere un esfuerzo y que no siempre consigues lo que deseas... Porque yo te quiero a ti, solo a ti, por muchas razones, aunque tú no lo sepas y aunque ni siquiera te interese. Te quiero, te quiero mucho, te quiero sin que lo sepas, sin que te hagas una idea de cuánto, te quiero y es un secreto a voces,... Te quiero porque por ti estoy dispuesta a esperar, a quedarme sentada en tu puerta, dejando que pasen delante mía y se burlen los celos y la indiferencia, que yo sigo ahí quieta, sin moverme de tu lado, esperando por ti. Que el mundo diga lo que quiera, que se empeñe en demostrarme que no eres para mí, que yo seguiré ahí, hasta que te des cuenta de que nadie te quiere como yo, hasta que sepas que eres el único que me importa, y hasta que no me queden fuerzas para luchar por que un día, de repente, sientas que me necesitas en tu vida como yo te estoy necesitando en la mía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario